domingo, 1 de abril de 2012

SEMANA SANTA: TIEMPO DE ORACION

María de Jesús Romero de Matute

En los años 30 del siglo pasado, los preparativos para la Semana Santa (1) o Semana Mayor comenzaban en San Carlos el miércoles de ceniza, el día después del martes de carnaval. Luego de habernos divertido en grande jugando carnaval y a los disfraces y comparsas, nos levantábamos tempranito en la mañana para ir a misa de siete a la Inmaculada Concepción. Íbamos todas: mi mama Gracia Manuela, la niña Fran, Chuchu y Candelaria; también mi papa José Antonio y José Manuel, su hijo.
Ese día, también día de ayuno y abstinencia, confesábamos, comulgábamos y esperábamos con suprema devoción el momento de la imposición de la ceniza por el padre José María Andani, sacerdote español quien estuvo muchos años en San Carlos y, a la muerte de Juan Vicente Gómez se fue a Tocuyito, en el estado Carabobo: Memento homo quia pulvis es et in pulverem reverteris, dice el Génesis 3,19, nos decía el padre Andani al dibujar una cruz en la frente, para recordarnos que algún día vamos a morir y que nuestro cuerpo se convertirá en polvo. Esa ceniza proviene de la quema de las palmas usadas el año anterior. A partir de este día, se cuentan cuarenta días para el inicio de la Semana Santa. Este tiempo se llama Cuaresma (2).
Como les he mencionado en crónicas anteriores, mi familia afectiva tiene una hermosa imagen, llamada Jesús paciente, Jesus de la Humildad o Jesús, humildad y paciencia, hermosa talla sevillana que trajeron los primeros Hernández que llegaron a San Carlos a principios del siglo XVIII. Esa imagen sale en procesión el Martes Santo. En la Casa Grande, calle Amargura numero 3 (hoy Libertad), entre la calle Sucre y la calle Real, el Santo tenía su habitación: el primer cuarto a la entrada, a mano derecha. La imagen estaba colocada en un hermoso nicho de madera, se guardaba allí todo el año con sus puertitas abiertas y se alumbraba con velas. En la tardecita, se cerraban el nicho y el cuarto.
El miércoles de ceniza comenzaban entonces los preparativos para la Semana Mayor. Esas cuatro semanas se aprovechaban para limpiar el Santo, colocarle la toalla y sus flores, ambas de chantilly, que aún conserva, y pulir la mesa de madera. También, en el patio de la casa y sobre sabanas blancas, se limpiaban los candelabros y briseras. Se fijaban los faldones y la cenefa.
Ese día, Jesús Paciente era sacado de su nicho por el carpintero que lo había realizado. Un año el carpintero enfermó y vino su hijo a sacar al Santo. Pero por más maniobras que hizo, no pudo sacarlo del nicho. Entonces el carpintero, enfermo, se paró de su cama y vino a hacer su trabajo: el Santo salió fácilmente. A los años murió el carpintero y José Manuel se encargó de sacar el Santo del nicho; jamás hubo problemas.
Bajo la mesa sobre la cual se colocaba la imagen, cabían exactamente veintiocho hombres, siete por lado, llamados costaleros (3) o cargadores, a quienes, el día de la procesión, se les obsequiaba una cola M, de Marvez, que elaboraba mi papa José Antonio. Las mujeres no participaban cargando las imágenes. A la Casa Grande se traían las sillas del cine y las familias amigas también eran obsequiadas con una botella de cola M. En el día se ponían a enfriar dentro de calderos llenos de hielo.
El domingo de ramos comenzaban las procesiones. Ese día le correspondía a Jesús en el Huerto de los Olivos, hermosa talla realizada por el artista cojedeño José Natalio Bruguera, casado con Eugenia Marvez, quien vivía en Villa de Cura, y le correspondía a la Sociedad Mutuo Auxilio la organización de la procesión. Don José también elaboraba los carteles del cine. Las imágenes eran recibidas, cerca de la medianoche, a las puertas de la Inmaculada, por el padre Andani.
Ese domingo en la tarde, el Santo era llevado por los costaleros a la Inmaculada.
El martes santo era el día más grande del año para la familia. Nuestro Jesús Paciente salía en procesión. El día comenzaba con la santa misa a las siete de la mañana. Nos levantábamos tempranito para estar presentes. Mi papa José Antonio se paraba al lado del Santo, en una de sus esquinas. Cuando murió mi papa José Antonio, José Manuel tomó su lugar. Ese día mi papa José Antonio no trabajaba; se dedicaba a dar órdenes para que todo saliera bien. Al mediodía se iba al hotel a almorzar y a las cuatro de la tarde llegaba a la Inmaculada a esperar la procesión a las siete de la noche. Pero nosotras a las seis ya estábamos en el templo. Al salir el Santo de la iglesia, algunas nos íbamos a la casa a preparar su llegada, otras se iban con la procesión. Al llegar a la casa el Santo, los costaleros lo paraban en la puerta mientras tomaban su refresco y la gente se acercaba a rezarle. Luego, la procesión seguía hasta la Inmaculada. El lunes de resurrección se cumplía el ritual de regreso del Santo a la casa, cargado por los costaleros.
El miércoles santo se preparaba la comida para el jueves y viernes santo, que eran de ayuno y abstinencia. Generalmente pescado salado, como chigüire, yuca sancochada, arepas, hallaquitas, buñuelos, arroz con leche y canela o con coco. A veces, Jose Manuel inventaba hacer un hervido de pescado el jueves santo; pero a mi mama Gracia no le gustaba que se cocinara esos dias. Recuerdo que nos asustaban diciendo que si comíamos carne nos convertiríamos en pescados.
El viernes santo en la noche, salía en procesión, además del Santo Sepulcro, la virgen María, desde la Inmaculada, por la calle Sucre, y se perdía en el trayecto. Entonces salían San Juan y las Tres Marías a buscarla, y nunca la encontraban. Las imágenes se dirigían a la iglesia de la Inmaculada y entonces la virgen María ya estaba allá en su altar. Esta era una procesión muy concurrida.
Las procesiones eran amenizadas por algunos integrantes de la Banda del Estado, quienes interpretaban, entre otras, la pieza Una lágrima o parte del Popule Meus de José Ángel Lamas (4). El día de la procesión del Santo Sepulcro iba casi toda la banda.
Durante las procesiones se hacían muchas travesuras. Por ejemplo: a las beatas y solteronas se les unían sus velos con alfileres de gancho o se les echaba espermas. La procesión también era un buen sitio para verse con los novios. Una de las hijas de mi madrina Juanita se veía con el que luego fue su segundo esposo, en las procesiones de Jesús Paciente. Los más traviesos pasaban esos días bañándose en el rio Boca Toma, en Los Motores o en el canal. Pero la mayoría de las familias devotamente asistían a los oficios programados.
El Domingo de Resurrección la familia iba a la misa de once de la mañana y los tres templos, Santo Domingo, Inmaculada Concepción y San Juan repicaban campanas toda la mañana. En la tarde tenía lugar la Quema de Judas (5) en la Plaza Bolívar. Muchas veces, José Manuel y sus amigos participaban preparando el muñeco. Un año los muchachos hicieron un muñeco parecido al dictador Juan Vicente Gómez y fueron detenidos. Estuvieron muchos meses presos, acusados de traición a la patria y con la amenaza de ser encerrados en el castillo de Puerto Cabello. Alguien conocía un abogado de Caracas, quien vino a defenderlos y salieron en libertad. El abogado era el doctor Jesús María Páez Chataing, que luego se convirtió en esposo de doña Herminia Moreno, hermana de Santiago y cuñada de mi madrina Juanita. A partir de los años sesenta, Celedonio Ávila organizó la Quema de Judas, la cual se convirtió en un evento muy concurrido.
Al terminar la Semana Santa comenzaba el trabajo para las hacedoras de flores que adornaban los pasos: Las niñas Elisa y Josefa Quintana, quienes vivían en la calle Sucre, esquina con calle Ayacucho, y doña Lina de Dupuy, quien vivía por la calle Figueredo, cruce con calle Real. Ellas elaboraban las flores de papel crepe y papel de hojilla, que era más caro, blancas, moradas, etc.
A continuación, el recorrido de las procesiones:



RECORRIDO DE LA PROCESION
DOMINGO DE RAMOS: PASO (6): Jesús en el Huerto de los Olivos. Encargada: La Sociedad Mutuo Auxilio. La imagen salía de la iglesia de la Inmaculada Concepción por la calle Sucre y se paraba en la Sociedad Mutuo Auxilio, que quedaba entre Figueredo y Carabobo, frente a lo que fue el Centro Social Cojedes. Al llegar a la calle Carabobo cruzaba hasta la calle Real. De allí se dirigía hasta la calle Silva. Cruzaba nuevamente a la izquierda y de allí hasta la iglesia.
LUNES SANTO: PASO: Jesús en la columna. Encargado: Don Marcos Sánchez y su esposa, doña María Teresa Herrera de Sánchez. La imagen salía por la calle Sucre, cruzaba en la calle Miranda y luego a la izquierda seguía por las calles Sucre, Páez y Silva, hasta la iglesia.
MARTES SANTO: PASO: Jesús Paciente, o Jesús Humildad y Paciencia. Encargado: Don José Antonio Marvez y su esposa, doña Gracia Manuela Hernández de Marvez. Salida de la Inmaculada por la calle Sucre hasta la calle Ayacucho. Cruza a la izquierda, hasta la Calle Real. Breve parada en el negocio y cine de José Antonio Marvez. Seguía por la calle Real hasta la calle de la Amargura (hoy Libertad), entre Sucre y Real. Parada en la casa numero 3, de José Antonio Marvez. Descanso y obsequio a cargadores y visitantes. Prosigue la procesión por la calle Sucre, hasta la Inmaculada. Es el único Santo propiedad de una familia.
MIERCOLES SANTO: PASO: El Nazareno. Encargado: don Luis Barrios y su esposa, dona Elisa de Barrios. Salida de la Inmaculada hacia la calle Páez, cruce en la calle Páez y parada en casa de don Luis Barrios, quien vivía al lado de don Aponte. Cruce en la calle Miranda, cruce en la calle Sucre y entrada a la Inmaculada.
JUEVES SANTO: PASO: Jesús Crucificado. Encargado: Don Víctor Fraino y su esposa, doña Luisa de Fraino. La imagen salía de la Inmaculada por la calle Sucre, hasta la casa de don Víctor, donde se detenía un rato. Don Víctor vivía enfrente de la Sociedad Mutuo Auxilio, en la casa que luego fue de dona Berta Fraino, quien era su hija, y su esposo Horacio Balic. De allí, seguía hasta la Ayacucho. En la esquina de la calle Real se cruzaba a la izquierda. Proseguía por la calle Real hasta la calle Silva y de nuevo a la Inmaculada.
VIERNES SANTO: PASO: El Santo Sepulcro. Encargado: Don Menotti Fraino y su esposa, doña Anunziata de Fraino. El Santo Sepulcro realizaba dos procesiones. La primera, a las 11 a.m de Santo Domingo a la Concepción. El itinerario era el siguiente: salida de la iglesia Santo Domingo por la calle Figueredo. Cruce en la calle Real hasta la calle Silva. Cruce en la calle Silva hasta la Inmaculada. La segunda procesión se realizaba a las 7 p.m, de la Concepción a Santo Domingo. Con el siguiente itinerario: Salida de la Inmaculada por la calle Sucre, hasta la calle Figueredo. Cruce a la izquierda, hasta la iglesia de Santo Domingo.


(1) A continuación transcribo un dato interesante sobre la duración de la Cuaresma, tomado de una crónica del padre Pedro De Freitas en el Diario Noti Tarde, el 9/4/2011: Significado del miércoles de ceniza. Con la imposición de las cenizas, se inicia una estación espiritual particularmente relevante para todo cristiano que quiera prepararse dignamente para vivir el Misterio Pascual, es decir, la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor Jesús. Este tiempo vigoroso del Año Litúrgico se caracteriza por el mensaje bíblico que puede ser resumido en una sola palabra: "metanoeiete", es decir "Convertíos". Este imperativo es propuesto a la mente de los fieles mediante el rito austero de la imposición de ceniza, el cual, con las palabras "Convertíos y creed en el Evangelio" y con la expresión "Acuérdate que eres polvo y al polvo volverás", invita a todos a reflexionar acerca del deber de la conversión, recordando la inexorable caducidad y efímera fragilidad de la vida humana, sujeta a la muerte. La sugestiva ceremonia de la ceniza eleva nuestras mentes a la realidad eterna que no pasa jamás, a Dios; principio y fin, alfa y omega de nuestra existencia. La conversión no es, en efecto, sino un volver a Dios, valorando las realidades terrenales bajo la luz indefectible de su verdad. Una valoración que implica una conciencia cada vez más diáfana del hecho de que estamos de paso en este fatigoso itinerario sobre la tierra, y que nos impulsa y estimula a trabajar hasta el final, a fin de que el Reino de Dios se instaure dentro de nosotros y triunfe su justicia. Sinónimo de "conversión" es así mismo la palabra "penitencia"... Penitencia como cambio de mentalidad. Penitencia como expresión de libre y positivo esfuerzo en el seguimiento de Cristo.
Tradición. En la Iglesia primitiva, variaba la duración de la Cuaresma, pero eventualmente comenzaba seis semanas (42 días) antes de la Pascua. Esto sólo daba por resultado 36 días de ayuno (ya que se excluyen los domingos). En el siglo VII se agregaron cuatro días antes del primer domingo de Cuaresma estableciendo los cuarenta días de ayuno, para imitar el ayuno de Cristo en el desierto. Era práctica común en Roma que los penitentes comenzaran su penitencia pública el primer día de Cuaresma. Ellos eran salpicados de cenizas, vestidos en sayal y obligados a mantenerse lejos hasta que se reconciliaran con la Iglesia el Jueves Santo o el jueves antes de la Pascua. Cuando estas prácticas cayeron en desuso (del siglo VIII al X), el inicio de la temporada penitencial de la Cuaresma fue simbolizada colocando ceniza en las cabezas de toda la congregación. Hoy en día, en la Iglesia, el Miércoles de Ceniza, el cristiano recibe una cruz en la frente con las cenizas obtenidas al quemar las palmas usadas en el Domingo de Ramos previo. Esta tradición de la Iglesia ha quedado como un simple servicio en algunas Iglesias protestantes como la Anglicana y la Luterana. La Iglesia Ortodoxa comienza la cuaresma desde el lunes anterior y no celebra el Miércoles de Ceniza.
Significado simbólico de la ceniza. La ceniza, del latín "cinis", es producto de la combustión de algo por el fuego. Muy fácilmente adquirió un sentido simbólico de muerte, caducidad, y en sentido trasladado, de humildad y penitencia. En Jonás 3,6 sirve, por ejemplo, para describir la conversión de los habitantes de Nínive. Muchas veces se une al "polvo" de la tierra: "en verdad soy polvo y ceniza", dice Abraham en Génesis 18,27. El Miércoles de Ceniza, el anterior al primer domingo de Cuaresma (muchos lo entenderán mejor diciendo que es el que sigue al carnaval), realizamos el gesto simbólico de la imposición de ceniza en la frente (fruto de la cremación de las palmas del año pasado). Se hace como respuesta a la Palabra de Dios que nos invita a la conversión, como inicio y puerta del ayuno cuaresmal y de la marcha de preparación a la Pascua. La Cuaresma empieza con ceniza y termina con el fuego, el agua y la luz de la Vigilia Pascual. Algo debe quemarse y destruirse en nosotros -el hombre viejo- para dar lugar a la novedad de la vida pascual de Cristo. Mientras el ministro impone la ceniza dice estas dos expresiones, alternativamente: "Arrepiéntete y cree en el Evangelio" (Cf Mc1, 15) y "Acuérdate de que eres polvo y al polvo has de volver" (Cf Gén 3,19): un signo y unas palabras que expresan muy bien nuestra caducidad, nuestra conversión y aceptación del Evangelio, o sea, la novedad de vida que Cristo cada año quiere comunicarnos en la Pascua.
Duración de la cuaresma. La duración de la Cuaresma está basada en el símbolo del número cuarenta en la Biblia. En ésta, se habla de los cuarenta días del diluvio, de los cuarenta años de la marcha del pueblo judío por el desierto, de los cuarenta días de Moisés y de Elías en la montaña, de los cuarenta días que pasó Jesús en el desierto antes de comenzar su vida pública, de los 400 años que duró la estancia de los judíos en Egipto. En la Biblia, el número cuatro simboliza el universo material, seguido de ceros significa el tiempo de nuestra vida en la tierra, seguido de pruebas y dificultades. La práctica de la Cuaresma data desde el siglo IV, cuando se da la tendencia a constituirla en tiempo de penitencia y de renovación para toda la Iglesia, con la práctica del ayuno y de la abstinencia. Conservada con bastante vigor, al menos en un principio, en las iglesias de oriente, la práctica penitencial de la Cuaresma ha sido cada vez más aligerada en occidente, pero debe observarse un espíritu penitencial y de conversión.

(2) Cuaresma: La Cuaresma (latín: cuadragésima, «Cuadragésimo día (antes de la pascua)»), es el periodo del tiempo litúrgico (calendario cristiano) destinado por la iglesia Católica Apostólica y Romana, la Iglesia Anglicana, y la Iglesia ortodoxa, además de ciertas iglesias evangélicas, aunque con inicios y duraciones distintas, para la preparación de la fiesta de Pascua.

(3) El costalero, de acuerdo al Diccionario de la Real Academia Española, es el esportillero o mozo de cordel, especialmente el que lleva a hombros un paso de una procesión.


(4) José Ángel Lamas
Nació en Caracas el 2 de Agosto 1775 y murió en la misma ciudad el 10 de diciembre de 1814, a los 39 años de edad.
José Ángel Lamas fue compositor desde muy joven, dedicado por entero a la música; principal representante del clasicismo de nuestro país. Su maestro fue Juan Manuel Olivares, quien le transmitió los conocimientos aportados por el Padre Sojo en su Escuela de Chacao. Lamas formó parte junto con Juan José Landaeta, Cayetano Carreño y Lino Gallardo, entre otros, de una generación de excelentes músicos.
En 1789, Lamas ingresó como ejecutante de un instrumento de viento madera antepasado del oboe actual (chirimía), de la Catedral y cuando Cayetano Carreño se convirtió en maestro de capilla titular, fue nombrado bajonista (ejecutante de chirimía de tono grave), en 1796.
El 1 de julio de 1802, Lamas se casó con Ana Josefa de la Concepción Sumosa, de cuyo matrimonio nacieron tres hijos.
José Ángel Lamas nunca participó en la política, aunque vivió el ambiente de la guerra de la Independencia.
Algunas de las obras de Lamas son: El premio a Tus Virtudes, Sepulto Domino, Misa en Re, Ave Marís Stella, Benedicta et benerabilis y el Popule Meus, en 1881, obra compuesta especialmente para la Catedral de Caracas.

José Ángel Lamas fue enterrado en el templo de San Pablo, que luego fue derrumbado por Antonio Guzmán Blanco para construir el Teatro Municipal. Sus restos nunca fueron hallados.
En la actualidad existen un conservatorio de música y un premio nacional de composición que llevan el nombre de José Ángel Lamas.

(5) La Quema de Judas

En casi todo el territorio venezolano hay una tradición en la que distintas comunidades tienen una amplia participación el Domingo de Resurrección, pero son famosas las que se realizan en Caracas, en diversos estados orientales y en Lara, Cojedes y Aragua. Se trata de La quema de Judas, esta tradición tiene un significado simbólico de justicia popular, pues a través de esta el pueblo expresa sus quejas y descontentos con relación a los acontecimientos políticos y comportamiento de figuras públicas y funcionarios del estado, de igual forma trata de dar finiquito simbólico a la cuaresma para garantizar su resurrección el próximo año. El motivo original es recordar la traición de Judas a Cristo, y simbólicamente alude a la traición del personaje escogido para ser el Judas, a su pueblo, comunidad ó hasta el país.
El “Judas” en cuestión es un muñeco elaborado con telas, ropas viejas y trapos, relleno con fuegos artificiales que aportan los participantes de la quema de cada comunidad, estos fuegos artificiales son explotados una vez el Judas es ahorcado y se quema.
Generalmente se hace el muñeco de cuerpo entero y se viste con zapatos y trajes usados, se le colocan lentes, guantes y distintos accesorios, que aportan y colocan los integrantes de la comunidad que lo crean.
La ceremonia comienza cuando es escogido la persona de la comunidad, estado ó país que sea considerada por sus acciones una amenaza para la sociedad y que sea merecedora de burlas o escarnios.
Una vez identificado el personaje que amenaza con sus actos a la colectividad, se procede a escribirse un testamento, que de forma sarcástica identifican al Judas, expresando un resumen de su vida y de sus actos, de sus faltas y que por término expresa los últimos deseos del personaje.
El muñeco es elaborado a semejanza del Judas escogido para ser castigado, se le coloca una soga al cuello y previo a su quema es arrastrado y ahorcado de forma dramática. Más dramática aún se vuelve su quema y explosión.
Antes de ser quemado debe recorrer las calles del pueblo ó comunidad para que todos sus habitantes o pobladores tengan conocimiento de sus faltas y de su castigo, una vez cumplido este recorrido y leído su testamento, el Judas se sube a un árbol o poste de luz y allí es ahorcado y posteriormente quemado.
Este rito es motivo de fiestas y celebraciones, se acompaña de música y de diferentes formas de celebración en las calles, actos culturales y es acompañado con guarapitas y diferentes bebidas alcohólicas.
Esta tradición se dice que es tan vieja que se cuenta que el primer Judas quemado en Venezuela se realizo en Cumaná en el año 1499 y fue representando como Américo Vespucio, cuando este se presento con espejitos y baratijas para ser cambiadas por perlas y hacer que los indios le construyeran un bergantín, la embarcación fue construida y en ese mismo bergantín se marcho Don Américo y jamás regresó, los indios en vista de que el conquistador no regresaba decidieron hacer una especia de espantapájaros y colocarlo en el sitio donde se fabrico la barraca de Don Américo, allí le prendieron fuego y bailaron al son de los tambores y chirimías. Posteriormente durante la Capitanía general de Venezuela cuando algún personaje cometía algún error esperaban su caída y lo judaizaban. Se cree que el primer Judas de Caracas se quemó en el año 1801 y luego se hizo común en nuestro pueblo quemar a Judas el Domingo de Resurrección.

(6) Paso: Entre las 27 acepciones del Diccionario de la Real Academia Española, el paso es la efigie o grupo que representa un suceso de la Pasión de Cristo, y se saca en procesión por la Semana Santa.

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Fuentes consultadas:

• Biografías de la Biblioteca Nacional
Fundación Polar (1997). Diccionario de Historia de Venezuela. Caracas. Venezuela.
En: http://es.wikipedia.org/wiki/Cuaresma
• Gran Enciclopedia de Venezuela. Caracas: Editorial Globe, 1998.
En: http://www.mipunto.com/venezuelavirtual/000/000/004/054.htm
En: http://www.venezuelatuya.com/tradiciones/la_quema_de_judas.htm
En: http://buscon.rae.es/draeI/