domingo, 14 de junio de 2009

SAN CARLOS EN MI CORAZÓN

SAN CARLOS EN MI CORAZÓN


María de Jesús Romero de Matute

Desde hace muchos años veo a mi hija Hedilia y a mi nieto Stephan, como dicen ellos, navegar por la red. Observo que muchas cosas que antes teníamos que realizar trasladándonos de un lugar a otro, lo hacen en esa pequeño aparato llamado laptop. Creo que en ese aspecto, la vida es menos complicada hoy en día. A veces, mi hija me dice, entre risas: “Voy a la librería, voy de compras” y no sale de casa. Para conocer sobre algo o alguien, lo buscamos en la internet. Me parece maravilloso. Nunca tuve un diario. He sabido de muchas personas que se llaman blogueras y escriben sobre un tema que les interesa. Todavía tengo muchos recuerdos de mi adorado San Carlos y no quisiera que esos recuerdos se perdieran, pues una de las pocas cosas buenas que me quedan, además del humor y el carácter, es la memoria. “¿Qué es un blog?”, pregunté a Hedilia. “Es como los diarios de antes, pero en la internet”, me contestó; “se pueden hacer con un tema determinado o puedes escribir lo que quieras”, añadió. Lo buscamos en la internet y dice es.wikipedia.org: “Un blog, o en español también una
bitácora, es un sitio web periódicamente actualizado que recopila cronológicamente textos o artículos de uno o varios autores, apareciendo primero el más reciente, donde el autor conserva siempre la libertad de dejar publicado lo que crea pertinente. El nombre bitácora está basado en los cuadernos de bitácora. Cuadernos de viaje que se utilizaban en los barcos para relatar el desarrollo del viaje y que se guardaban en la bitácora. Aunque el nombre se ha popularizado en los últimos años a raíz de su utilización en diferentes ámbitos, el cuaderno de trabajo o bitácora ha sido utilizado desde siempre. Este término inglés blog o weblog proviene de las palabras web y log ('log' en inglés = diario). El término bitácora, en referencia a los antiguos cuadernos de bitácora de los barcos, se utiliza preferentemente cuando el autor escribe sobre su vida propia como si fuese un diario, pero publicado en la web (en línea)”.
Le dije: “Me gustaría tener un blog y contar lo que viví cuando San Carlos despertó al siglo XX”. Así, casi todas las tardes me siento al lado de Hedilia y comienzo a contarle algún recuerdo de mi San Carlos, pueblo maravilloso en el cual transcurrieron casi ochenta años de mi vida. Mi nieto Stephan ayuda con los aspectos técnicos del blog. Ellos me echan broma y me dicen que mi nueva profesión es bloguera.
Vi llegar los colegios públicos y privados, las calles asfaltadas, las cloacas, la luz eléctrica de manera definitiva y no racionada, los matrimonios de mis amigos/as, la política, los partidos, los bailes, las Semana Santa, los carnavales, las vacaciones, la Navidad, muchos inviernos, muchos veranos, tuve muchos amigos, los vi enamorarse, casarse, el nacimiento de nuestros hijos, de nuestros nietos y bisnietos, la muerte de muchos de ellos y de mis familiares, en fin, la evolución de un pueblo, desde la oscuridad en que se vivía, hasta bien entrado el siglo XX, hasta su hermoso despertar. No pretendo ser una historiadora oficial. ¡Dios me libre! Son solamente vivencias, desde mi humilde punto de vista.
Nací el 14 de junio de 1923 (1) en El Potrero, una pequeña comunidad cerca de San Carlos estado Cojedes, hace hoy ochenta y seis años, hija de Mario Pérez y Basilia Romero. Cuando tenía un año de edad, falleció mi madre y, como era la costumbre y obligación, me llevaron a la casa de mi madrina Juana Martina Marvez Hernández, luego casada con Santiago Moreno Herrera; en 1924, mi madrina tenía doce años. Me quiso desde que me vio. Era hija única de Gracia Hernández Moreno de Marvez y José Antonio Marvez. Quería una muñeca de verdad para jugar y llegué yo.
Mis primeras letras me las enseñaron mis dos mamás: Gracia y Juanita, las cuales me costaron bastantes coscorrones y pellizcos de parte de mi madrina. Mi mamá Gracia era un alma de Dios y no dejó nunca de consentirme y protegerme. Estudié el primer grado con la señorita Isabel Cisneros y el tercero con la señorita Blanca Meza; no fue como le dicen ahora, por promoción automática que llegamos al tercer grado. Resulta que la señorita Cisneros nos preparó tan bien que cuando llegó la señorita Blanca Mesa nos inscribieron en tercer grado. El cuarto grado lo estudié en la Escuela Alejo Fortique, con la maestra Juana Josefa Vargas; hasta ese año fue escuela de niñas. Luego me retiraron de la escuela pues, con la modernidad, se convirtió en escuela mixta y “las niñas no debían juntarse con los varones”, opinión del jefe de la casa de entonces, Santiago Moreno Herrera. Terminé mi sexto grado ya adolescente, en la escuela nocturna privada del profesor Pérez Lara.
Desde pequeña me gustaron las labores, así aprendí a cortar, coser, bordar. A escondidas utilizaba la máquina de mi mamá Juana. Pero era descubierta cada vez que se partía una aguja, cuestión que ocurría con relativa frecuencia. ¡Dios nos agarre confesados! Mi madrina Juanita se ponía brava (se disgustaba) y me regañaba, me reprendía y me daba unos cuantos coscorrones. En este momento nos reímos mucho Hedilia y yo. Me dice: “Vamos a buscar en el diccionario qué es un coscorrón, pues a lo mejor alguna persona joven lee esto y no conoce la palabra”. Creí que iba a buscar en el diccionario, pero no, en la misma laptop va a internet y la busca. Coscorrón, según el Diccionario de la Real Academia Española, “cosque
, golpe en la cabeza, que no produce sangre y duele; golpe dado en la cabeza con los nudillos de la mano cerrada”. También aprendí a tejer; en estos momentos tejo un edredón…espero que Dios me dé vida y salud para terminarlo.
Cosí muchos años. Siempre hice mi ropa y cuando nacieron mis hijas, las de ellas también, y las de algunas de mis nietas. El domingo pasado, mi hijo Hermann Gustavo me adelantó su regalo de cumpleaños y me trajo una máquina de coser marca Singer negrita, como las de antes, pero con su motorcito, sencillita, pues las que llaman digitales no las entiendo.
Otra de mis pasiones es la lectura. Mi primer libro me lo regaló Miguel Menotti Fraíno cuando tenía diez años: Las aventuras de Mickey Mouse, un libro amarillo que me lanzó por una de las ventanas de la casa, porque yo estaba enferma con una fiebre, me tenían encerrada y no me dejaban salir a jugar.
Tuve oportunidad de ser enfermera. Me fui a Caracas y no me gustó. Tuve oportunidad de ser actriz y no me dejaron, pues no era “un oficio decente”. Quise ser maestra y no me dejaron ir a El Mácaro, escuela para formar maestros que funcionaba como un internado mixto y era dirigido por maestros chilenos.
De toda la vida, me gusta desayunar leyendo el periódico. Antes sólo leía El Universal. Ahora también leo El Carabobeño. A los dos trato de resolver el crucigrama y los recorto. Espero hasta el día siguiente, veo las que me faltaron y los completo. Así se aprende más. Creo que el Sudoku es muy difícil, jamás me he propuesto resolver alguno. Si estuviera joven hoy en día sería periodista, debe ser fascinante ese proceso de recoger y dar una noticia y entrevistar a las personas.
Cocinar no me gustaba mucho, pero como todas las jóvenes de entonces, aprendí a hacerlo, dicen que muy bien.
Mi más grande devoción es para San Antonio de Padua; cuando tenía ocho años, en la casa grande había un oratorio con un altar. Allí habían muchos santicos; pero el que más me gustaba era un San Antonio sin cabeza. Como nadie lo quería, me lo llevé. Lo conservé durante muchos años. Luego compré una estampa del santo que me costó un medio (0,25 céntimos de antes). Cuando se me pierde algo, le rezo un padre nuestro y le pido que me lo encuentre. Cuando se aproximaba el examen final de cuarto grado, en el año 1934, estaba muy asustada, pues llegaba el supervisor a examinar. Hipólito Cisneros, un gran educador. La noche antes, le ofrecí a San Antonio de Padua rezarle un padre nuestro toda la vida, si aprobaba el grado. Aprobé y jamás he olvidado mi promesa. Es cierto que consigue todo. Pero no le pedí jamás un novio, pues decían que los conseguía muy bravos.
Mi primer trabajo fue como visitadora, durante la Campaña contra la Malaria del año 1937 al 39. Tenía catorce años. Entre los años 1940 y 1942 trabajé en la escuela de El Potrero de Manrique, que es distinto a El Potrero donde nací. Allí sustituí como maestra a la señora Arcelia Reyes de Blanco, quien ya tenía dos hijos y esperaba un tercero. En esta época compré mi primera máquina de coser, a plazos, al señor Santos Torres.
En 1942 regresé a San Carlos, pues me nombraron profesora de la Escuela de Labores Femeninas, que quedaba por la calle Sucre, frente a la Plaza Bolívar, al lado de la Unidad Sanitaria. Trabajé allí hasta el año 1951.
En 1951 eliminaron la escuela antes de terminar el año escolar, ni siquiera se pudo presentar la exposición, en un principio no supimos por qué. Luego, me contó Luis Manuel, mi esposo, que el gobernador del estado estaba faltándole el respeto a unas damas en el Bar Los Ranchos, propiedad de nuestro compadre Juan Rafael García, y entonces Luis Manuel lo retó a pelear. No pasó de allí pero la escuela la eliminaron. Mis cuatro hijos estaban pequeños y me dediqué a su crianza, pero sin abandonar la costura; cosía en la casa para todas las amigas y clientas, como se dice ahora.
En 1957, por cuestiones políticas, nos mudamos a Guanare. Allí hice una suplencia como escribiente en el Registro Principal.
En el año 1958 cae la dictadura y regresamos a San Carlos. Me incorporo a trabajar en la Junta Municipal como testigo de un partido político, tan chiquito que no me acuerdo de su nombre.
Para 1959, siendo gobernador del estado don Ladislao Iturriza Guillén, trabajé en las empresas del estado Cojedes, que en esos tiempos se encargaban de la luz eléctrica, el agua, carpintería, tipografía y una fábrica de bloques. Allí trabajé hasta que las eliminaron. Entonces, pasé a trabajar en el Hospital Antituberculoso Isaías Herrera como ecónoma, hasta el año 1961. Ese hospital funcionaba donde están hoy en día los bomberos de San Carlos, por la calle Sucre.
En 1963, tuve un expendio de estampillas. Trabajaba directamente con la Oficina de Timbres Fiscales de Valencia, a cargo del señor Cordero. Este trabajo duró poco, pues el sueldo era muy bajo, seiscientos bolívares al mes, además se tenía que pagar un seguro que costaba veinte mil bolívares al año.
Mi último trabajo fue como escribiente en el Registro Principal del estado Cojedes, en 1964. Me retiré por motivos de salud en 1975.
Me casé con Luis Manuel Matute en 1944, un hombre inteligente y culto que trabajaba en el Palacio Azul y era director de educación y estadística vital cuando era Presidente del Estado el doctor José Rafael Rotondaro (2 y 3) y era el general Isaías Medina Angarita el Presidente de la República.
Tengo cuatro hijos: Luis Rafael, Hermann Gustavo, María Elizabeth y Hedilia de la Cruz.
También tengo nueve nietos: Marielly Josefina Coromoto, Elihedilia Josefina, María Laura, Rafael Antonio y María Carolina Arteaga Matute; Fernando Manuel, Carla Josefina y María Gabriela Matute Ortega y Stephan José Gregorio Matute Romero. Y siete bisnietos: María Fernanda Ramírez Arteaga, Alejandro Luis de Jesús y Ashley Samantha Carvajal Arteaga, María Gabriela y Andrea Carolina Blanco Arteaga, Patricia País Matute y Rosiny Matute. Ashley es la única bisnieta que no conozco personalmente, pero converso con ella a través de la internet. El próximo agosto comienza el kinder. Nació en el North Broward Clinic Center hace cinco años en Fort Lauderdale, estado de la Florida, en los Estados Unidos de América. Dice Marielly que es muy inteligente y tremenda. Espero abrazarla y darle muchos besos este año en Navidad.
San Carlos en mi corazón, como lo manifesté anteriormente, es la expresión de mis vivencias en esa comunidad desde que llegué a la Casa Grande en el año de 1924; es mi recuerdo afectuoso para todas aquellas personas que vivimos, disfrutamos, padecimos, soñamos y sentimos esperanza en un futuro mejor para nuestros hijos. No aspira nada más.
Valencia, junio 14 de 2009.
(1) Nacidos en 1923

Tito Rodríguez, cantante, músico y director de orquesta puertorriqueño (f. 1973)
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5 de enero: Norberto Méndez, "Tucho", futbolista argentino (f. 1998)
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5 de enero: Sam Phillips, músico (f. 2003)
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6 de enero: Jacobo Timerman, periodista argentino (f. 1999)
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6 de enero: Santiago Grisolía, bioquímico español.
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21 de enero: Lola Flores, cantante, bailarina y actriz española (f. 1995)
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28 de enero: Fausto Papetti, músico y orquestador italiano (f. 1999)
· 4 de febrero: Belisario Betancur, presidente colombiano 1982 – 1986.
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12 de febrero: Franco Zeffirelli, director de cine italiano.
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17 de febrero: John Marco Allegro, filólogo inglés (n. 1923)
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18 de febrero: Allan Melvin, actor estadounidense (f. 2008)
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1 de marzo: Antonio Lancuentra, profesor español (f. 1975)
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18 de marzo: Frederik De Klerk, político sudafricano.
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8 de abril: Tom Ford, industrial estadounidense.
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20 de abril: Tito Puente, músico puertorriqueño (f. 2000)
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8 de mayo: Cheikha Remitti, cantante argelina (f. 2006)
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9 de mayo: Carlos Bousoño, poeta y crítico literario español.
10 de mayo: Henry Fok Ying-tung, empresario chino.
15 de mayo: Richard Avedon, fotógrafo estadounidense.
27 de mayo: Henry Kissinger, político estadounidense.
28 de mayo: György Ligeti, compositor húngaro (f. 2006)
31 de mayo:
Rainiero III, monarca monagués, príncipe de Mónaco (1949-2005).
29 de junio: Pablo García Baena, poeta español.
6 de julio: Nancy Reagan
8 de julio: Manuel Alvar, filólogo español (f. 2001)
12 de julio: Miguel Artola Gallego, historiador español.
23 de julio: Cyril M. Kornbluth, escritor estadounidense (f. 1958)
31 de julio: Ahmet Ertegün, productor musical estadounidense (f. 2006)
9 de agosto: Mário Cesariny de Vasconcelos, poeta y pintor portugués (f. 2006)
29 de agosto: Lord Richard Attenborough, actor británico.
2 de septiembre: Ramón Valdés, actor y humorista mexicano (f. 1988)
18 de septiembre: Xavier Vals, pintor español (f. 2006)
15 de octubre: Italo Calvino, escritor italiano (f. 1985)
26 de octubre: Joan Oró, bioquímico español (f. 2004)
27 de octubre: Roy Lichtenstein, pintor estadounidense (f. 1997)
1 de noviembre: Victoria de los Ángeles, soprano española (f. 2005)
22 de noviembre: Arthur Hiller, director de cine canadiense.
4 de diciembre: Maria Callas, soprano estadounidense de origen griego (f. 1977)
10 de diciembre: Jorge Semprún, escritor español.
13 de diciembre: Philip Warren Anderson, físico estadounidense
13 de diciembre: Pascual Enguídanos, escritor español (f. 2006)
En:
http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Categor%C3%ADa:Nacidos_en_1923&from=Heller%2C+Joseph
(2) Fidel y José Rafael Rotondaro fueron dos distinguidos tinaquilleros que lucharon contra la dictadura gomecista. El primero formó parte de la llamada Generación del 28 y Presidente del Consejo Supremo Electoral 1958 – 1959. José Rafael Rotondaro fue Presidente del Estado Cojedes en el gobierno de Isaías Medina Angarita. El hospital de Tinaquillo comenzó a funcionar en una casa donada por la señora Joaquina de Rotondaro, madre de José Rafael y Fidel. En su honor lleva su nombre.

(3) Insurrección del 7 de abril de 1928
Movimiento insurreccional de carácter cívico-militar, liderado por Rafael Alvarado Franco, en contra de la dictadura de Juan Vicente Gómez. Su principal protagonista Alvarado Franco era un instructor de artillería, nacido en 1898 en Nirgua (Edo. Yaracuy), quien había realizado cursos de especialización y mejoramiento en Perú. La insurrección estalló al amanecer del 7 de abril de 1928 en el cuartel de Miraflores (por eso se le conoce también como Sublevación del Cuartel de Miraflores), sede teórica del Poder Ejecutivo, pues el presidente de la República para ese entonces, general Juan Vicente Gómez, había fijado su residencia en Maracay (Edo. Aragua) desde donde conducía al país. Dirigida por el propio capitán Rafael Alvarado contó con la cooperación de los subtenientes Rafael Antonio Barrios, Agustín Fernández, Leonardo Leefmans y Faustino Valero; los cadetes de la Escuela Militar, Eleazar López Wolkmar (hijo del general Eleazar López Contreras; entonces jefe de la guarnición de Caracas), Antonio J. Ovalles Olavaria, Benjamín Delgado Leefmans y Armando J. Chávez; algunos sargentos; los estudiantes universitarios Jesús Miralles, Fidel Rotondaro, Germán Tortosa, Francisco Rivas Lázaro, Antonio Arráiz, Juan José Palacios, Luis Manuel García, Gustavo Tejera y César Camejo; el dentista Rafael Franco; hijo; Francisco Betancourt Sosa; el capitán chileno Pedro Dubournais; los trabajadores Aurelio Esparragosa y Julio Naranjo, varios miembros de la Federación de Estudiantes Venezolanos y obreros de la fábrica de vidrio de Maiquetía.
Aunque los alzados lograron controlar el cuartel de Miraflores, cuando se dirigieron al Cuartel San Carlos para hacer lo mismo, se encontraron con que los allí comprometidos habían sido dominados por el propio general López Contreras. A pesar que el movimiento fue sofocado con facilidad por el gobierno de Gómez, el mismo demostró la existencia de tendencias contrarias al gomecismo, pero que no provenían del viejo caudillismo del siglo XIX. Años después el capitán Alvarado declararía sobre la sublevación: «...después de la fiesta de los estudiantes comprendí que el estado de ánimo del pueblo de Venezuela, en un momento dado, era posible que acompañara a un individuo de ideas nuevas (sin ser socialista) hasta la realización de un plan preconcebido...». En definitiva, todos los involucrados en la sublevación fueron detenidos y juzgados bajo condiciones de tortura y sevicia. El capitán Alvarado murió en la prisión del castillo de Puerto Cabello, el 12 de diciembre de 1933 y la mayoría de sus compañeros permanecieron en la cárcel hasta la muerte del general Gómez en diciembre de 1935. A manera de anécdota, tenemos que el expediente contentivo del juicio estuvo desaparecido hasta que, en 1977, fue localizado por Alexis Gallegos, hijo del novelista Rómulo Gallegos, quien lo entregó al historiador Rafael Ramón Castellanos que lo publicó, el año siguiente con notas y comentarios.
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En:
http://www.venezuelatuya.com/historia/insurrecion_7_abril_1928.htm