domingo, 21 de junio de 2009

LA SEÑORITA CISNEROS

LA SEÑORITA CISNEROS
María de Jesús Romero de Matute
En el año de 1930, existían en San Carlos dos escuelas de niñas y una de varones: la escuela de la señorita Pilar González, ubicada en la casa que luego perteneció a mi entrañable compadre Andrés Herrera y la Escuela Alejo Fortique (1), atendida por la señorita Cisneros en una casa ubicada en la calle Sucre cruce con Carabobo; en los años cincuenta, esa casa perteneció a don Carlos Ortega Lima. La señorita Pilar González era hermana del entonces Secretario General de Gobierno, don Eugenio Mariano González Padilla, casado con doña Lastenia Méndez de González, quienes fueron padres de Marianito y Felipe González, amigos de mi esposo Luis Manuel.
La Escuela de Varones Carlos Vilorio estaba situada en la calle Sucre cruce con Figueredo. Esa casa luego le decían La Monaguera, pues en ella vivieron muchos años el músico Benito Monagas y su esposa Clotilde Domínguez de Monagas, con sus ocho hijos: José Ruperto, Osvaldo, José Tadeo, Nelson, Benito, Emilia, La Nena, Nereida y Clotilde.
Ese año 1930, cumplidos mis siete años, comencé el primer grado en la escuela de la señorita Cisneros. Era una hermosa mujer blanca, altísima, elegante, de cabello negro, ojos pardos y de suaves modales. Se llamaba Isabel y las alumnas le decíamos la señorita Isabel. Vivía con sus cuatro hermanos, Luisa, Eugenia, Clemencia y Manuel.
La casa de los Cisneros era una típica casa de la época, pintada de color crema, o cualquier color pastel, no chillón: a la entrada, el zaguán, y luego un ancho corredor sostenido por pequeñas columnas. Hacia la calle daban dos amplias habitaciones con grandes ventanas, cada una con sus dos poyos; los poyos eran una especie de banquitos adosados donde la gente se sentaba a contemplar la calle o las personas que pasaban por allí. Luego del corredor venía el comedor, que era el salón de clases. Un gran patio se encontraba en la parte de atrás, lleno de árboles frutales como guayabas y mangos; era nuestro sitio preferido pues allí pasábamos el recreo jugando.
Luisa preparaba dulces y tortas por encargo. Eugenia era modista, y la más bonita de las hermanas; hacía sus vestidos con mucho gusto y de gran elegancia. Clemencia tenía una quincalla dentro de la casa, lo que hoy llaman mercería: vendía hilos, madejas, botones, agujas, encajes, adornos. Y Manuel tenía una pulpería (pequeño abasto) en la cual se podían encontrar víveres y frutos diversos: maíz, yuca, granos, guanábanas y gran variedad de quesos.
Los hermanos Cisneros Calzadilla eran parientes, primos, de Hipólito Cisneros (2), distinguido educador, uno de los fundadores de la Federación Venezolana de Maestros (3), quien firmó mi certificado de cuarto grado en el año 1934. En Cojedes se desempeñó como supervisor del Ministerio de Educación. Varios institutos educativos en Venezuela llevan su nombre. En San Diego, estado Carabobo existe el Liceo Bolivariano Hipólito Cisneros, también en Caracas. El maestro Hipólito firmó mi certificado de cuarto grado.
La señorita Cisneros me enseñó a leer, escribir, aritmética y labores. Asistíamos a la escuela de lunes a sábado de ocho a once de la mañana y no existía el uniforme escolar. Yo salía de la Casa Grande muy temprano y me iba caminando desde la calle Libertad hasta la Sucre con Carabobo: cinco largas cuadras. Cuando pasábamos por la Escuela de Varones los muchachos nos decían piropos y a las niñas no nos gustaba. Al cabo de un tiempo no lo hicieron más; supimos que fueron regañados y castigados por falta de respeto.
En cada jornada teníamos un receso de media hora, que utilizábamos para jugar las llamadas Cuarenta Matas o también El Escondido. Una de las niñas se acercaba a un árbol y se cubría los ojos con las manos contando hasta cuarenta. Ese tiempo lo utilizaba el resto de las niñas para esconderse. El asunto era que la niña que se cubría los ojos con las manos, debía encontrar al resto que estaba escondido. Al encontrar a la niña, se corría hacia el sitio donde se había contado hasta cuarenta. La primera que llegara debía gritar: “¡Tai”.
También recitábamos versos:
TILINGO, TILINGO. (4)
Tilingo, tilingo,
mañana es domingo.
Se casa la Pita
con Juan Tarabita.
¿Quién es la madrina?
Juana Catalina.
¿Quién es el padrino?
Pepe Barrigón.
El que hable primero
se traga el tapón.
Yo no me lo trago
porque tengo la llave
de San Simón.
Había un juego prohibido en la escuela: Carolina, Carolina. Se escogía una niña que sería Carolina, quien se colocaba en el centro de una rueda de niñas:
Carolina, Carolina,
Fue por vino
Y quebró el vaso.
¿Quién le agarra
el culo a Carolina?
Y todas respondíamos:
¡Yo!¡Yo!¡Yo!
Y salíamos todas corriendo. La que se dejaba agarrar por Carolina, tomaba su puesto. Ya se dan cuenta por qué estaba prohibido ese juego en la escuela. Por la palabrota. Lo jugábamos cantando bajito. Si alguna de las hermanas de la señorita Cisneros se enteraba, nos amenazaba con castigarnos; pero la señorita nunca lo hizo, era una dama.
También jugábamos el Alé limón: Dos niñas alzaban sus brazos y enlazaban sus manos, como un arco. Se llamaban guayaba y limón, o naranja y lechosa, o guanábana y mango, las frutas que quisieran. El resto de las niñas hacía un trencito y comenzaba a pasar por debajo del arco cantando:
ALÉ LIMÓN. (5)
Alé limón,
alé limón,
el puente se ha caído.
Alé limón,
Alé limón,
Mándalo a componer.
Alé limón,
Alé limón,
¿Con qué dinero?
Alé limón, Alé limón
Con cáscara de huevo.
¡Sol!¡Sol!¡Sol!
Entonces se le preguntaba a la niña que quedaba debajo del arco: “¿Con quién te quedas, con lechosa o mango?”. El equipo que tenía más niñas era el ganador. Y, a veces, las niñas terminábamos el juego halando hacia sus lados. Si alguien se caía, ganaba la fila que se mantuviera en pie.
Para aprender a leer utilizamos el llamado Libro Primario Azul. Los sábados hacíamos labores: bordar, tejer, pegar botones, entre otras cosas y utilizábamos liencillo e hilo rojo para hacer las tareas de bordado. Fue un largo primer grado, duró más de dos años. Pero no fue que nos aplazaron, es que era una vida tan tranquila que no nos dábamos cuenta que el tiempo pasaba.
Jamás olvidaré a la señorita Isabel Cisneros con un hermoso vestido color vino tinto, estampado con banderitas amarillas y azul marino, esperándonos en la puerta de su casa para enseñarnos todo lo que sabía. Tanto nos enseñó que del primero pasamos al tercer grado.

(1) En su blog La Guayana Esequiba, el profesor Oscar Márquez, de la Universidad Central de Venezuela, escribe sobre el doctor Armando Rafael Rojas: En 1960 publica la “Biografía de Alejo Fortique (1797 – 1845)”, el primer diplomático venezolano en iniciar las reclamaciones formales ante el Gobierno Británico por los territorios ubicados al Oeste del río Esequibo. Señala Armando Rojas sobre Fortique que en los seis años de su misión en Londres merecen destacarse, por su importancia y naturaleza del asunto, tres cuestiones: el arreglo de la deuda extranjera, la negociación del Tratado de Paz con España y la negociación de límites con la Guayana Británica.En la citada biografía dice de Alejo Fortique que “…es uno de los paladines más esforzados en la defensa de nuestros intereses más vitales, deberá servirnos de ejemplo y de guía…” y concluye su obra señalando “…la vida y la gestión diplomática del Dr. Alejo Fortique constituye un paradigma al que deben volver sus ojos todos los aspirantes a servir a nuestro país en el campo de las relaciones internacionales…” También Armando Rojas es autor de la obra “Los papeles de Alejo Fortique”.
En:
http://laguayanaesequiba.blogspot.com/2008/03/la-guayana-esequiba-y-el-dr-armando.html

Sobre Alejo Fortique puedes consultar también:

ARCINIEGAS DUARTE, Orlando. Alejo Fortique y la firma del tratado de reconocimiento de Venezuela por España. Valencia. Revista Mañongo. Número 17, 2001. pp. 237 – 265.
En:
http://servicio.cid.uc.edu.ve/postgrado/manongo17/17-3.pdf


(2) y (3) MAÑANA SE CELEBRA EL DÍA DEL MAESTRO
Valencia, enero 13, 2008 (Marja Cicero).-
Mañana 15 de enero, los docentes de todo el país celebran los 76 años del Día del Maestro, fecha en la cual se honran y veneran las luchas reivindicativas emprendidas y las labores desarrolladas en pro del beneficio de la educación venezolana.
El camino transitado por el gremio ha sido largo y difícil, pero siguiendo el ejemplo de los grandes maestros de la historia de Venezuela, Andrés Bello y Simón Rodríguez, sus representantes nunca se han doblegado.
Las exigencias y demandas en materia educativa y salarial, indistintamente de la coyuntura política presente en la nación, siempre se han mantenido vivas junto al trabajo perseverante a favor de la libertad, la democracia y el respeto a los derechos de los ciudadanos.
Una historia de luchas y valentía
En medio de la dictadura de Juan Vicente Gómez, un grupo de maestros decide unirse con el propósito fundamental de defender los derechos laborales de los docentes y mejorar la educación en Venezuela.
De esta manera, el 15 de enero de 1932, reunidos en la sede del Colegio Vargas ubicado en la ciudad de Caracas, los educadores crean la Sociedad Venezolana de Maestros de Instrucción Primaria.
La recién instaurada organización comenzó sus labores basadas en el progreso de la educación venezolana, puesto que para aquella época los índices de analfabetismo era sumamente altos.
Pero, el gobierno dictatorial de Gómez no vio con buenos ojos las acciones emprendidas por el movimiento gremial magisterial y por ello, a través del Ministerio de Instrucción Pública, ordenó su inmediata disolución.
Frente a esto, los educadores continuaron su ardua lucha en la clandestinidad, sufriendo constantes persecuciones y prisión. Importantes educadores conformaban las filas de la organización, a saber: Luis Beltrán Prieto Figueroa, Miguel Zuniaga, Luis Padrino, José Antonio López, Víctor Manuel Orozco, entre otros.
Varios años transcurrieron hasta la muerte del dictador Juan Vicente Gómez en 1936, acontecimiento que permitió a los docentes proseguir sus labores abiertamente.
Así, la Sociedad Venezolana de Maestros de Instrucción Primaria llevó a cabo la primera convención nacional del magisterio, actividad que se desarrolló en la capital de la República desde el 25 de agosto hasta el 5 de septiembre de 1936.
El evento estuvo presidido por el maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa en compañía de Roberto Martínez Centeno, Luis Fargiña Linares, Hipólito Cisneros, Jesús Fuenmayor, entre otros.
Diversos tópicos se abordaron y aprobaron durante la convocatoria: la tabla de los derechos del niño venezolano, la selección del 15 de enero como Día del Maestro y la transformación de la Sociedad Venezolana de Maestros de Instrucción Primaria en Federación Venezolana de Maestros (FVM), denominación que se mantiene hasta nuestros días.
Seguidamente, en el gobierno del General Isaías Medina Angarita, la organización gremial centró sus acciones en la modernización del sistema educativo venezolano, así como también en las mejoras de las condiciones de trabajo y salariales de los maestros.
Ante esto, el nuevo gobierno reconoce la significación de las labores desarrolladas por el magisterio, decretando la celebración del Día del Maestro el 15 de enero de cada período.
Posteriormente, entre los años 1949 y 1958, cuando la dictadura nuevamente se apodera de Venezuela en las manos del General Marcos Pérez Jiménez, la FVM disminuye su trabajo dado que muchos de sus integrantes se ven obligados a abandonar el país, por estar ligados al sustituido gobierno democrático.
Cabe destacar, que durante el mandato de Pérez Jiménez, la fecha para la celebración del Día del Maestro fue modificada para el 29 de noviembre, natalicio de Andrés Bello, como un homenaje a quien guiara la educación de El Libertador Simón Bolívar.
A partir de 1959, tras la caída de la dictadura pérezjimenista, fue retomada la fecha fijada inicialmente por Medina Angarita en 1942 y en la que actualmente se rinde homenaje a los docentes venezolanos.
Exigencias para el 2008
Ante tan especial fecha, la presidenta del Colegio de Profesores Seccional Carabobo, Omaira Medina, afirmó que el magisterio en general "ratifica su compromiso de contribuir con el fortalecimiento de los principios y valores de una educación libre, democrática, popular y científica".
Resaltó que, hoy más que nunca, las condiciones laborales de los educadores "están siendo duramente golpeadas", viendo reducidas las conquistas sociales y académicas que impulsaron a los docentes a formar ciudadanos de primera, dentro de la concepción de una educación de calidad para todos los individuos.
Por este motivo, Medina señaló que la mayor aspiración del gremio durante esta significativa celebración es que el Gobierno Nacional, a través del Ministerio del Poder Popular para la Educación, "solvente la gran deuda que tiene con los educadores iniciando la discusión del Quinto Proyecto del Contrato Colectivo, que no sólo es importante desde el punto de vista de las reivindicaciones y el aspecto económico, sino también en el ámbito académico, profesional y sindical".
Asimismo, el máximo representante de la Federación Venezolana de Maestros en la región, Rubén Darío Pérez, apuntó que dicho contrato está vencido desde hace dos años, por lo que se hace inminente su pronta negociación. También, hizo un llamado al Ministerio para que cancele las prestaciones sociales a los casi 60 mil educadores jubilados en los años 2003, 2004, 2005, 2006 y 2007, "porque son miles de millones de bolívares que el Ejecutivo le adeuda a los docentes".
En cuanto a las actividades previstas para mañana martes 15 de enero, Pérez informó que, a las 9:00 a.m., se llevará a cabo una misa de acción de gracias desde la Catedral de Valencia y luego, a las 10:00 a.m., se procederá a colocar una ofrenda floral ante el Monolito del Padre de la Patria, ubicado en la Plaza Bolívar.
Finalmente, indicó que los días miércoles, jueves, viernes y sábados continuará la celebración en diferentes municipios de la entidad carabobeña.
En:
http://www.notitarde.com/historico/2008/01/14/valencia/valencia12.html

(4) RODRÍGUEZ MARÍN, Francisco. Cantos populares españoles. Ediciones Espuela de Plata. Edición de Enrique Baltanás.
En:
http://books.google.co.ve/books?id=0Niw324ktcUC&printsec=frontcover&source=gbs_v2_summary_r&cad=0

(5) SÁNCHEZ – BLANCO CELARÍN, María Dulce. Dos canciones infantiles con mucha historia. Universidad de Murcia. Historia, teoría y crítica. En:
http://cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/1294832544904372854343/210156.pdf

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